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Cómo salir de una discusión circular...

Eso me lo pregunto varias veces. Y hoy justamente fue una de esas veces en que me encontre en una situacion en la que yo decia A y me respondían B, infinitamente! Llegado el momento en que me di cuenta que mis argumentos no eran válidos para que la otra persona entienda mi posición (no pretendia ni nunca pretendo que cambien de postura), terminé diciendo: bueno, pasemos a otro tema porque no nos vamos a entender... Realmente me sentí frustrada, y con ganas de dar más argumentos indiscutibles, pero no tenía sentido. No tenía sentido?????  Lo dejo al criterio de quienes lean esto...

Después de la tormenta

Apenas entreabrí los ojos, la luz de los primeros rayos del sol me sorprendió. Mientras debatía internamente si debía levantarme o no, miré la mesita de luz buscando la hora. Era muy tarde, tal vez había dormido de más. Inmediatamente recordé todo lo que había pasado la noche anterior y sentí dolor de panza, como un nudo que se estrechaba más y más en mi estómago. Ver el vestido negro de mangas cortas colgado en el vestidor, ese que le había regalado en su último cumpleaños, me produjo una furia incontenible y terminé cortándolo en tiras. Fue la chispa que hizo estallar mis emociones contenidas, y después me sentí mucho más tranquilo. Metí los jirones de la tela junto con una caja llena de cartas y notas cortas – lo único que me quedaba como evidencia de que ella había estado ahí – en una bolsa con la intención de tirarla, pero luego me arrepentí de tan drástica medida. Me pregunté si no había alguna conexión entre ella y el perfil psicológico de mi madre, y por un instante el

Lirios en el mar

Me cansé de dar vueltas en la cama… eran las tres de la madrugada y no había podido pegar un ojo desde que me acosté. Decidí levantarme y procurarme un vaso con leche caliente que, según decía mi madre, es un buen antídoto contra el insomnio. Me asomé por la ventana del living para admirar la vista del parque Centenario, pero sólo ví como pegaban las gotas furiosas de lluvia contra el vidrio y las copas de los árboles que se movían con el viento. En el cielo algunas nubes se movían en una danza misteriosa e inquietante, pero a la vez hipnóticamente bella. Nada era fácil para mi... en el último tiempo me preocupaba cómo plantearle mi deseo a mi mujer, esa misma que había conocido muchos años antes y por la cual había quedado obsesionado casi al instante. ¿Cómo podía mirarla a los ojos y decirle que ya no sentía lo mismo de antes? Que le guardaba cariño, eso si; pero ya no era el motivo por el que me levantaba con una sonrisa todas las mañanas. El ejemplo que había tenido de mis